“Al rey, la hacienda y la vida se han de dar; pero el honor es patrimonio del alma, y el alma sólo es de Dios.”
Pedro Calderón de la Barca, El alcalde de Zalamea

Esta novela me ha roto los esquemas y me ha forzado a buscar documentación para decidir, con conocimiento de causa, si podía continuar manteniendo mi ojeriza hacia la figura de Napoleón. Y esto es así, aunque la autora es francesa –vale, ya lo sé-, porque la protagonista, según la novela una gran mujer, era española de pura cepa y firme partidaria de la dinastía y los principios napoleónicos. Pero... ésa es otra historia.
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