Testiculum habet et bene pendebant” “Duos habet et bene pendentes”

Según cuenta la leyenda, la usurpación del trono terrenal de Pedro por parte de una mujer obligó en sucesivas ocasiones, con el fin de impedir semejante ultraje impostor en lo venidero, a comprobar mediante un tacto testicular que el sexo del elegido se correspondía con tan alto honor. Para ello, y según la fábula, se utilizaba una silla perforada, como las antiguas sillas romanas de los baños que quizá utilizaran los papas en su descanso, que permitía la curiosa exploración. Las dos frases (no sé cuál será correcta, o si lo será alguna de las dos, lamentablemente tengo en desuso mis conocimientos de latín) que abren este artículo están relacionadas con esta famosa silla.
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