“[… Como muchas de las casadas con la pobreza, exhibían los harapos de la enfermedad mental de modo tan evidente como los cortes y cardenales de los malos tratos que recibían a diario. Lo había visto todo, desde la adicción hasta la esquizofrenia. Cuán impotente se había sentido. Había huido de vuelta a la clase media alta de donde procedía, donde la baja autoestima y los problemas que la acompañaban podían hablarse para lograr, si no su curación, sí su aceptación. …]“
El otro día, al salir del hospital, como siempre me di un paseo relajante hasta una de mis librerías favoritas, que gracias al cielo me pilla lejos de casa y sólo puedo visitar en las contadas ocasiones en que acudo al ambulatorio. Ya llevaba una buena pila de libros escogidos y cogí éste con bastantes reticencias, sabía que había oído o leído algo sobre él pero no conseguía recordar si bueno o malo y, como éxito de ventas que fue, me echaba un poco para atrás. La portada y el precio, 8€, me ayudaron a resolver la cuestión y lo agregué a la abultada compra. ¡Qué bien hice!
Es de esos libros con los que se disfruta leyendo, que te dejan un estupendo regusto al terminarlos y que, una vez cerrados, provocan una especie de apatía para coger algún otro porque quisieras poder repetir inmediatamente la experiencia recién vivida. Por eso, y teniendo en cuenta que comentar que un libro te ha gustado y por qué puede ser interpretado por algunos como un acto publicitario, y yo no estoy (de momento) en la nómina del departamento de publicidad de ningún escritor (escritores del mundo: ¡estoy abierta a proposiciones honestas!), me andaré con tiento a la hora de reseñarlo. ¡Qué coño, de eso nada, lo reseñaré tal como lo he vivido y sentido, hasta ahí podíamos llegar!
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El otro día, al salir del hospital, como siempre me di un paseo relajante hasta una de mis librerías favoritas, que gracias al cielo me pilla lejos de casa y sólo puedo visitar en las contadas ocasiones en que acudo al ambulatorio. Ya llevaba una buena pila de libros escogidos y cogí éste con bastantes reticencias, sabía que había oído o leído algo sobre él pero no conseguía recordar si bueno o malo y, como éxito de ventas que fue, me echaba un poco para atrás. La portada y el precio, 8€, me ayudaron a resolver la cuestión y lo agregué a la abultada compra. ¡Qué bien hice!
Es de esos libros con los que se disfruta leyendo, que te dejan un estupendo regusto al terminarlos y que, una vez cerrados, provocan una especie de apatía para coger algún otro porque quisieras poder repetir inmediatamente la experiencia recién vivida. Por eso, y teniendo en cuenta que comentar que un libro te ha gustado y por qué puede ser interpretado por algunos como un acto publicitario, y yo no estoy (de momento) en la nómina del departamento de publicidad de ningún escritor (escritores del mundo: ¡estoy abierta a proposiciones honestas!), me andaré con tiento a la hora de reseñarlo. ¡Qué coño, de eso nada, lo reseñaré tal como lo he vivido y sentido, hasta ahí podíamos llegar!
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pues habra que echarle un ojo. a ver que tal está
ResponderEliminarun saludo